De los compuestos halogenados a los sistemas intumescentes: una visión general sobre los ingredientes que hacen seguros a los polímeros, equilibrando rendimiento, normativa y sostenibilidad.
Los polímeros, al exponerse a una fuente intensa de calor, pueden encenderse y mantener una combustión autónoma, liberando gran cantidad de energía térmica. Esto no solo mantiene la llama activa, sino que favorece la propagación del fuego.
Para evitarlo, se utilizan aditivos ignífugos, que modifican el comportamiento del polímero durante la combustión, interrumpiendo la oxidación térmica mediante mecanismos químicos o físicos.
Pocos polímeros son intrínsicamente resistentes al fuego.
El PEEK o el PPS, por ejemplo, tienen una estructura química poco inflamable. Sin embargo, la mayoría requiere aditivos para superar ensayos como la UL94 o el test del hilo incandescente en electrodomésticos.
Opciones comunes:
Con regulaciones como REACH y RoHS, el sector avanza hacia formulaciones seguras sin halógenos ni fósforo rojo.
Estas alternativas ofrecen protección con menor impacto ecológico, aunque pueden tener limitaciones:
• Menor estabilidad térmica
• Propiedades mecánicas reducidas
• Compatibilidad limitada con ciertos tecnopolímeros
Elegir un aditivo ignífugo requiere equilibrar prestaciones, cumplimiento normativo y sostenibilidad.
En un mercado que valora la seguridad y el medio ambiente, las soluciones innovadoras y ecológicas son una ventaja competitiva.
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